jueves, 30 de abril de 2009

El Señor del Arroz

EL SEÑOR DEL ARROZ
Julio César Sevilla Exebio

Cuentan algunos pobladores ferreñafanos que hace muchos años caminaban por la tierra tres hombres comunes -eran hermanos- y quiso la gracia divina que se convirtieran en santos. Uno de ellos se transformó en el Señor de la Justicia, el otro en el Cautivo de Monsefú y el otro en el Señor Cautivo de Ayabaca. Esta es la versión mitificada mestiza del origen de los "cautivos". El Señor de la Justicia de Ferreñafe (Señor del arroz) celebra el 25 de abril su fiesta de año y el 25 de octubre el medio año.
La propiedad agraria en 1933 era básicamente dual: latifundio y minifundio. El campesino recurría a las "habilitaciones" ( préstamos de dinero al 40% )con el fin de poder cultivar su chacra. Dado lo estacional del agua, al culminar la campaña agrícola muchas propiedades pequeñas incrementaban los latifundios.
Don Manuel Alcántara era un conocido habilitador que poseía uno de los dos molinos con los que contaba la ciudad; al lado de uno de ellos se había construido una pequeña ramada para que descansara la Virgen Purísima de Túcume, quién llegaba en Mayo siguiendo la ruta del antiguo camino casical, venía por Mochumí, Cachinche, Pitípo y Ferreñafe. Los días viernes era la entrega de la habilitación "habilitación”, cientos de campesinos se reunían en busca del dinero que les permitía continuar con las labores que demandaba el cultivo del arroz.
De junio a octubre estos préstamos eran pagados en dinero. Se encargaba de llevar la contabilidad su secretario, en ese tiempo, don Emiliano Zapata, quien en 1933 cae poseído por un extraño mal que médicos y brujos lambayecanos no pudieron curar, teniéndose que marchar a Lima donde es internado en una clínica. Se encontraba en la habitación donde estaba su lecho de enfermo una imagen del Señor de la Justicia, a la que prometió que si se curaba le realizaría una fiesta.El "milagro" se cumple y Zapata sana. Regresa a Ferreñafe y le comunica a su patrón, don Manuel, la promesa realizada, aceptando gustoso el cumplimiento de la promesa. La imagen es encargada a un italiano que residía en Lima, tallándose en madera cedro. Ese año se conforma la primera junta directiva, estando constituido por los señores Amador Gonzales, dueño de la hacienda Moyán, Manuel Alcántara, Luis Mesones dueño de la hacienda Laquipampa, Zapata y otros vecinos.
En febrero de 1934 se celebra por primera vez la fiesta, 21 arcos de flores y frutas se paran desde la capilla hasta el puente de la "Alameda". Hay corridas de toros, juegos populares, etc. En 1935, por acuerdo del comité se cambia de fecha la celebración para el 25 de abril, ya que al Señor de Justicia, como patrón de los sembradores de arroz, es necesario que se venere cuando se ha culminado de sembrar, rogándole para que "cuaje" el arroz, que no falte el agua. Es tradicional que ese día llueva. El medio año se celebra el 25 de octubre, agradeciendo la buena cosecha y cumpliendo con el milagro ofrecido. El 26 de setiembre de 1936 se inaugura la capilla.
LA FIESTA.
A diferencia de otros pueblos ésta se celebra alejada de la plaza de armas, en el sitio denominado "La Alameda", al norte de la ciudad. En abril y octubre este tranquilo lugar toma un movimiento inusitado, 5l toldos multicolores poblados por trashumantes comerciales que vienen desde Chepén, Pacasmayo y otros lugares expenden picarones, carne seca, cerveza, chicha; los artesanos y torteros de Cajamarca; las dulceras de Zaña; los juegos mecánicos y los "suerteros" de diversos tipos provocan alegría y decepción en los jóvenes que ven diluida su propina en estos juegos de azar.
Por las noches los bailes en el malecón de la acequia "El Pueblo" se llenará de personas de diversas edades, las jovencitas estrenarán vestidos nuevos - muchas no llegarán a dormir a sus casas-. A los tres meses formarán su hogar. Los celos harán que más de un guapo termine al interior de la acequia "El Pueblo"; otros con peor suerte dormirán en la cárcel. Algunas madres armadas de correas o palos ingresarán intempestivamente al baile, repartiendo golpes en busca de sus hijas a quienes castigarán en el momento que encuentren. Consideran "que aún no tienen edad para bailar". Algunos acompañantes correrán igual suerte.
En el campo ferial es imposible caminar. Se forman grupos de muchachos que enamorarán y se divierten. El Señor de la Justicia no es el patrón del pueblo, pero muchas personas ahorran para poder "gastar" en esta fiesta, pues su carácter aglutinante de la fe campesina y de diversión la ha convertido en la principal de la zona costeña ferreñafana.
La procesión recorrerá el pueblo de Ferreñafe acompañada de banda de músicos. El segundo día se realizará al interior de este pueblo joven. Desde 1985 se celebra un Señor pequeño en la parte norte de este pueblo joven. Llama la atención el adorno de sus arcos poblados de panes y frutas producto de la influencia serrana.
Hace años que murió don Manuel Alcántara y la dirección de la fiesta está a cargo de la Hermandad, integrada por vecinos que dejan de trabajar para dedicarse a homenajear al santo; pero el libro de fundación, el de actas, las memorias, los balances, la escritura de un pequeño terreno han desaparecido. 50 socios año a año cotizan para poder pagar misas, fuegos artificiales, banda y todo lo concerniente a los actos celebratorios de esta gran fiesta tradicional.
La fiesta del Señor de la Justicia en un acontecimiento que marca dos períodos en el ciclo productivo del arroz; el fin del trasplante y la culminación de la cosecha. Esta actividad es la principal ocupación de los ferrañafanos. La feria es de carácter religioso y festivo, aquí no se realizan grandes transacciones comerciales, todos los toldos y carpas tienen como objetivo y finalidad que los concurrentes se diviertan; además se dice que la feria estuvo buena o no, de acuerdo al año agrícola. En el año 1998 comienza a decaer la fiesta, los bailes se realizaban con conjuntos desconocidos y llegaban pocos toldos, la señora Rosa Alcantára Vílchez y sus hijas comienzan a reconstruir la fiesta, recurren al párroco de Ferreñafe y dos años después el alcalde Salazar García manifiesta que en la fiesta los ferreñafanos mucho toman y decide suspender la licencia a los bares portátiles, ese año sólo asistente poco menos que 500 personas en los días de fiesta, este proceso determino que los ferreñafanos urbanos, citadinos que pasando la acequia del Pueblo llegaban a la alameda se retiraran, y poco a poco fue tomado por los habitantes de los pueblos jóvenes que residían en los contornos, todos de procedencia andina, una ONG decidió traer a campesinos para que vendan sus productos, en algunos pequeños toldos se comenzó a vender yonque. En el año 2006, llega el padre Michel Llontop y decide trabajar con los jóvenes de la zona, este lugar es el territorio de la pandilla más feroz de Ferreñafe, los waira ( viento), y el plantea la necesidad de construir en los un complejo deportivo, y se contrata un conjunto reconocido a nivel nacional, proceso que se repite en medio año, y en los años siguientes hasta el 2009, con ellos llegaron los toldos y los andinos se mesclaron con los ferreñafanos urbanos, cada año la fiesta es referente del desarrollo del comercio y de la producción agrícola, con la aparición de nuevas semillas, la fiesta de abril coincide con el inicio de las cosechas de arroz. Ferreñafe dejó se depender del agro, hoy el comercio le da un perfil diferente a la ciudad que crece desordenada y sin orden en medio de la informalidad vial y comercial. Pero, la imagen del Señor de la Justicia sigue siendo el eje de la peregrinación de los ferreñafanos

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